Mientras la humanidad parece haber desarrollado una afinidad por sus mascotas, a una gran mayoría parece no importarles, en absoluto, la fauna del mundo. Los ejemplos desenfrenados de tal inhumanidad en el mundo abundan en la caza ilegal de los elefantes, gorilas, y rinocerontes; la matanza descuidada de pequeños animales salvajes; y la destrucción mundial de bosques y selvas, los cuales son los hogares de la mayoría de la fauna. Parece obvio que una mayoría, en lugar de una minoría, de la gente del mundo necesita hacer que sus voces sean escuchadas para que estas criaturas puedan ser salvadas. Sin embargo, si la consciencia de la humanidad para la preservación de la fauna fuera ser mejorada, sería conveniente profundizar en nuestra propia compasión y entendimiento por estas criaturas antes de intentar promover tal consciencia en otros.
Por ejemplo, vamos a empezar con un animal salvaje que nos encanta, un sentir de caricia dentro de nosotros, y nos da una sensación de gozo cuando y donde lo veamos. En mi propia experiencia, son la familia de ardillas grises que viven en la barranca arbolada no más de 100 metros de mi casa. Cada vez que salgo de la casa para dar un paseo a nuestro pueblito, me da mucho placer ver a una de ellas corretear de la milpa al bosquecillo de árboles que forran la barranca. La inocencia, belleza, y vulnerabilidad de estas criaturas pequeñas me conmueven.
Si aceptáramos la existencia continuada de los animales que nos causan tal sentir y ternura, entonces al desarrollar una relación más profunda, más íntima, con ellos justo podría ser lo que necesitamos para llegar a ser más dispuestos a decir lo que pensamos de la fauna. Mientras hacemos algo por estas criaturas en una base externa es un nivel bastante evidente, la humanidad normalmente no crea un nivel real de compasión y entendimiento para ellos a un nivel interno o por lo menos no directamente. La mayoría de la gente no tiene ni la menor idea de cómo hacerlo. Pero, hay una manera.
Es un proceso valorable que solo cuesta unos pocos minutos una vez que se ha llegado a acostumbrarse con él. La primera etapa es para tranquilizarse a uno mismo, para enfocarse en su respiración por unos pocos minutos. Solo enfócate sobre el aire entrando y saliendo de tus fosas nasales o la expansión y contracción del estómago mientras respiras. Entonces una vez que has desarrollado un poco de calma, visualiza al animal salvaje con que deseas establecer un lazo más profundo. Enfoca toda tu atención sobre esta criatura tanto como sea posible e imagínate que intercambias lugares con ella. Mentalmente traslada tu consciencia dentro de su cuerpo, y entonces volteas para ver que era tu mismo con tus nuevos ojos, siente lo que siente, escucha lo que escucha, huele lo que huele, saborea lo que saborea, y también imagina que puedes darte cuenta de sus emociones y procesos mentales. Además, mantén esta experiencia, por tanto tiempo como puedes hacerse cómodamente y tan seguido como deseas.
De esta manera, puedes empezar a desarrollar un conocimiento íntimo de este ser viviente. Cuando he hecho este proceso con mis vecinos, las ardillas grises, ya he experimentado sus miedos y vulnerabilidades. Por ejemplo, que tan espantadas están ellas de los humanos que viven a su alrededor, los perros que las persiguen hasta los árboles, y los cazadores errantes que han matado a los miembros de su familia. Me he dado cuenta qué tan difícil es para que ellas buscar la comida hurgando con cuidado en la milpa, al otro lado del camino a su hogar en la barranca, y el dolor del hambre que han sentido cuando no han encontrado suficiente para comer. También he intuido la felicidad que ellas han experimentado cuando han estado juntas como una familia, segura en algún nido escondido entre los árboles de la barranca.
A través de este proceso, es muy esencial abrirnos y permitir que ciertos factores fluyan y crezcan colectivamente dentro de nosotros. Si alguna vez hemos tenido cualquier amor bondad para nuestros amigos animales, probablemente nos enfocamos sobre la criatura de nuestra atención como si fuera un pequeño bebe o niño. Cuando experimentamos sus miedos, dejamos que nuestra compasión las conforte. Porque entendemos su felicidad cuando juega con su familia y amigos, al tiempo que gozamos de su libertad. Durante todo el tiempo que estamos involucrados en este intercambio de uno mismo por los otros, mantenemos y dejamos que nuestra ecuanimidad se alimente, aún si pensamos que estamos imaginando todo y podría ser una cosa ridícula. Finalmente, dando suficiente paciencia, podríamos empezar a sentir la compasión y comprensión más grande para nuestro amigo animal; tal vez, sea suficiente para mandarle algunos pensamientos amorosos tales como:
¡Qué puedas ser libre, seguro, y feliz!
¡Qué siempre puedas encontrar la comida que necesitas!
¡Qué siempre puedas tener una casa en la cual puedas anidar!
¡Qué tengas el amor familiar cada día!
Al desarrollar un gran sentimiento de compasión y realización de entendimiento para la vida animal, como he dicho arriba, puede ser muy benéfico para ayudar a otra gente a aumentar su conciencia para la necesitad de tomar una mano activa en la conservación del reino animal que existe sobre nuestro planeta hoy. También, si hemos sido enterados de la práctica arriba mencionada, quizá nos hemos dado cuenta del valor que tiene apreciar la fauna a través del proceso de cuatro etapas llamado el amor bondad, compasión, gozo apreciativo, y ecuanimidad. Además, que hayamos logrado comprender que cuando uno llega a involucrarse en una base interna, tanto como externa con nuestros amigos animales, realmente empezamos a experimentar que tan importante son estas criaturas para el equilibrio de la naturaleza, incluyendo a toda la humanidad. En conclusión, tratando esta manera de pensar y procesar, no solo se podría cambiar nuestra vida, sino también las vidas de tantos seres que están extremadamente vulnerables a la dirección actual del mundo en SÍ.