Saturday, November 26, 2011

Desapegándonos De Los Seres Amados Que Hemos Perdido

Todos hemos experimentado la pérdida de otros en nuestra vida.  Mientras el sentimiento de pérdida de aquellos que hemos conocido, usualmente, es mínimo, los sentimientos fuertes normalmente están presentes para aquellos con quien hemos tenido una relación significativa.  Las sensaciones que sentimos pueden ir del dolor real a la felicidad.  Más frecuentemente, muchos de nosotros podemos evitar esos sentimientos, mientras otros se revolcarán en ellos.  El punto aquí es aprender  a aceptar un estado mental intermedio para aquellos que hemos perdido.  Así es posible que vayamos a descubrir algo asombroso.
      Por ejemplo, mi Mamá murió hace 13 años a la edad de 97 años, y yo encuentro valioso enfocarme en ella de vez en cuando.  Ella fue una mujer fuerte de mente, bondadosa con sus vecinos, religiosa, y de opiniones apasionadas acerca de la vida.  Mientras ella demostró un excelente modelo de honestidad y buena ética; ciertamente, ella también tenía un temperamento fuerte.   Los buenos momentos  que recuerdo son muchos, tales como las comidas maravillosas que ella preparaba, el tiempo que ella tomaba para hablar, leerme y la manera en que me mostró cómo comportarme con otros.   Cuando yo estaba enfermo, ella me cuidaba muy bien.
      Y también hubo experiencias que no fueron tan grandiosas—después de todo, yo era muy rebelde.  Por ejemplo, ella no evitó el uso de la vara o se abstuvo de regaños.  Pasaba, ocasionalmente, unos pocos minutos encerrado en una despensa obscura.  Era su forma de ostracismo acompañado con algunas amenazas de ser enviado al reformatorio.  El uso de la intimidación religiosa tampoco estuvo fuera de su alcance.  A decir verdad, los buenos momentos  pesaron más que los malos.
      De hecho, el aprender a aceptar el estado mental intermedio para considerar a Mamá me ha dado la oportunidad de verla en las formas más diversas.  Primero, yo tenía que aprender la técnica de enfocarme sobre un estado de mente entre la experiencia de su pérdida y la libertad del dolor de ese luto.  Esto involucró concentrarme en las emociones y sentimientos intermedios y, el no evitar en absoluto, ningunos de los pensamientos que subían durante el proceso.
      El tener experiencia en las técnicas de la concentración, la atención plena, y el amor bondad era de mucha ayuda;  Segundo, la experiencia inicial era muy diferente de lo que había enfrentado previamente a causa de una necesidad intensificada de enfocar mi atención de mi frente a través de mi corazón.
      Finalmente, aprendí que la paciencia es un factor clave mientras continuo enfocando y soltando todo cuanto se manifiesta.  Llegó a ser muy claro que mi Mamá había tenido un gran papel al ayudarme a crecer de tantas maneras, especialmente con el amor incondicional, la compasión, el no lastimar, la espiritualidad, y la ayuda a otros a través de mi vida.
      A través de tomar este estado intermedio de la mente, al considerar la experiencia que tuve con mi Madre, me ha enseñado mucho de la práctica de atención plena que sigo.  Me ha permitido añadir un nuevo canal para el crecimiento personal.  Por todo ello recomiendo animadamente a que prueban esto con la gente que han perdido.  Además, vale la pena aplicar esto en otras experiencias pasadas o presentes, especialmente las que se relacionan con el miedo.  En conclusión, este entrenamiento personal es para toda la vida, y sin duda, nos prepara para enfrentar cualquier evento y me atrevo a decir, que, sobretodo y particularmente  en nuestros últimos momentos de vida.

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