Cuándo manejamos los cinco recursos que tenemos
disponibles en este mundo moderno, probablemente nos gustaría pensar que
hacemos bien, ¿no es verdad? Sin
embargo, es posible que no siempre sea el caso.
Por ejemplo, el medio que llamamos tiempo usualmente es algo por lo cual
sentimos una escasez y nos gustaría usarlo mejor. Entonces, si cambiamos lo que hacemos con los
momentos importantes que tenemos, ¿qué resultaría?
Por ejemplo, en lugar de usar el primer minuto del día
para brincar de la cama cuando la alarma suena e ir alrededor de prisa,
podríamos hacer algo diferente.
Podríamos emplearlo para lograr la estabilidad por notar y enfocarnos
sobre la respiración entrando y saliendo de nuestras fosas nasales. Segundo, combinar esta concentración con
nuestra atención para escanear nuestro cuerpo de la cima de nuestra cabeza al
punto de nuestros dedos del pie.
Entonces, podríamos observar nuestro ser entero mientras sonreímos y
decimos “gracias” repetidamente como si nos encontráramos a un viejo amigo (el
acto de sonreír cambia las emociones en nuestro ser interior—pruébalo). Finalmente, nos levantamos de la cama con un
mejor sentido de humor, bien enfocados, sintiéndonos refrescados, y más capaces
de ser parte en nuestro día.
Por supuesto, este corto, pero pequeño proceso
valorable, puede ser aplicado en otras situaciones también. Si involucra la educación, puede ser usado
por los estudiantes un momento antes de hacer un examen. Si tiene que ver con la actividad de ser
padre o madre, puede ser empleado un momento antes de disciplinar a los
niños. Si tiene que ver con el trabajo,
puede ser utilizado antes de tomar decisiones importantes o tratar con clientes
difíciles. Si concierne en las
actividades de recreo, por ejemplo, el golf, puede ser usado solo antes de
tirar al hoyo, pegarle a la pelota desde el tee, o golpear corto o largo la
pelota.
Los beneficios son gratificantes para decir lo
menos. El enfocarnos ayuda a mejorar la
claridad y la fuerza de la concentración mientras invocamos un momento para
escuchar y silenciar el diálogo interno dañino; además, provee una base para las
próximas dos etapas. Al combinar tal
intensidad con nuestra atención nos permite ver y balancear los sentimientos,
emociones, y pensamientos, que podríamos estar experimentando para que podamos
desarrollar algo de perspicacia y sabiduría acerca de una situación y responder
en lugar de reaccionar. Al sonreír los
efectos de las dos etapas previas, al decir “gracias” repetidamente, crea un
sentir de bondad y gratitud en nuestro cuerpo que tiene un resultado inmediato
y benéfico sobre cualquier acción en la cual estemos involucrados. Por ejemplo, ofreciendo una mano de seguridad
a alguien que se ha sentido aislado, disminuyendo nuestros miedos cuando nos
despertamos o nos acostamos, o creando la confianza en las mentes de
otros. El tiempo, en algunas instancias,
puede ser utilizado como un resultado de no tener accidentes o hacer
equivocaciones horribles.
El cambiar lo que normalmente hacemos por algo atento
y fuera de lo ordinario podría ser precisamente la modificación que nos
gustaría mantener. Es un pequeño proceso
corto, pero dado la oportunidad de práctica, afecta algunos resultados
verdaderamente memorables y valorables.
También, los beneficios que he mencionado aquí son unos pocos de la
multitud que actualmente existen.
Entonces, ¿por qué no aprovecharte de los momentos importantes que
tienes para vivir con más tranquilidad, sabiduría, y felicidad?
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