Friday, December 16, 2011

Salvando La Fauna De Nuestro Planeta

      Mientras la humanidad parece haber desarrollado una afinidad por sus mascotas, a una gran mayoría parece no importarles, en absoluto, la fauna del mundo.  Los ejemplos desenfrenados de tal inhumanidad en el mundo abundan en la caza ilegal de los elefantes, gorilas, y rinocerontes; la matanza descuidada de pequeños animales salvajes; y la destrucción mundial de bosques y selvas, los cuales son los hogares de la mayoría de la fauna.  Parece obvio que una mayoría, en lugar de una minoría, de la gente del mundo necesita hacer que sus voces sean escuchadas para que estas criaturas puedan ser salvadas.  Sin embargo, si la consciencia de la humanidad para la preservación de la fauna fuera ser mejorada, sería conveniente profundizar en nuestra propia compasión y entendimiento por estas criaturas antes de intentar promover tal consciencia en otros.

      Por ejemplo, vamos a empezar con un animal salvaje que nos encanta, un sentir de caricia dentro de nosotros, y nos da una sensación de gozo cuando y donde lo veamos.  En mi propia experiencia, son la familia de ardillas grises que viven en la barranca arbolada no más de 100 metros de mi casa.  Cada vez que salgo de la casa para dar un paseo a nuestro pueblito, me da mucho placer ver a una de ellas corretear de la milpa al bosquecillo de árboles que forran la barranca.  La inocencia, belleza, y vulnerabilidad de estas criaturas pequeñas me conmueven.

      Si aceptáramos la existencia continuada de los animales que nos causan tal sentir y ternura, entonces al desarrollar una relación más profunda, más íntima, con ellos justo podría ser lo que necesitamos para llegar a ser más dispuestos a decir lo que pensamos de la fauna.  Mientras hacemos algo por estas criaturas en una base externa es un nivel bastante evidente, la humanidad normalmente no crea un nivel real de compasión y entendimiento para ellos a un nivel interno o por lo menos no directamente.  La mayoría de la gente no tiene ni la menor idea de cómo hacerlo.  Pero, hay una manera.

      Es un proceso valorable que solo cuesta unos pocos minutos una vez que se ha llegado a acostumbrarse con él.  La primera etapa es para tranquilizarse a uno mismo, para enfocarse en su respiración por unos pocos minutos.  Solo enfócate sobre el aire entrando y saliendo de tus fosas nasales o la expansión y contracción del estómago mientras respiras.  Entonces una vez que has desarrollado un poco de calma, visualiza al animal salvaje con que deseas establecer un lazo más profundo.  Enfoca toda tu atención sobre esta criatura tanto como sea posible e imagínate que intercambias lugares con ella.  Mentalmente traslada tu consciencia dentro de su cuerpo, y entonces volteas para ver que era tu mismo con tus nuevos ojos, siente lo que siente, escucha lo que escucha, huele lo que huele, saborea lo que saborea, y también imagina que puedes darte cuenta de sus emociones y procesos mentales.  Además, mantén esta experiencia, por tanto tiempo como puedes hacerse cómodamente y tan seguido como deseas.

      De esta manera, puedes empezar a desarrollar un conocimiento íntimo de este ser viviente.  Cuando he hecho este proceso con mis vecinos, las ardillas grises, ya he experimentado sus miedos y vulnerabilidades.  Por ejemplo, que tan espantadas están ellas de los humanos que viven a su alrededor, los perros que las persiguen hasta los árboles, y los cazadores errantes que han matado a los miembros de su familia.  Me he dado cuenta qué tan difícil es para que ellas buscar la comida hurgando con cuidado en la milpa, al otro lado del camino a su hogar en la barranca, y el dolor del hambre que han sentido cuando no han encontrado suficiente para comer.  También he intuido la felicidad que ellas han experimentado cuando han estado juntas como una familia, segura en algún nido escondido entre los árboles de la barranca.

      A través de este proceso, es muy esencial abrirnos y permitir que ciertos factores fluyan y crezcan colectivamente dentro de nosotros.  Si alguna vez hemos tenido cualquier amor bondad para nuestros amigos animales, probablemente nos enfocamos sobre la criatura de nuestra atención como si fuera un pequeño bebe o niño.  Cuando experimentamos sus miedos, dejamos que nuestra compasión las conforte.  Porque entendemos su felicidad cuando juega con su familia y amigos, al tiempo que gozamos de su libertad.  Durante todo el tiempo que estamos involucrados en este intercambio de uno mismo por los otros, mantenemos y dejamos que nuestra ecuanimidad se alimente, aún si pensamos que estamos imaginando todo y podría ser una cosa ridícula.  Finalmente, dando suficiente paciencia, podríamos empezar a sentir la compasión y comprensión más grande para nuestro amigo animal; tal vez, sea suficiente para mandarle algunos pensamientos amorosos tales como:

          ¡Qué puedas ser libre, seguro, y feliz!
          ¡Qué siempre puedas encontrar la comida que necesitas!
          ¡Qué siempre puedas tener una casa en la cual puedas anidar!
          ¡Qué tengas el amor familiar cada día!

      Al desarrollar un gran sentimiento de compasión y realización de entendimiento para la vida animal, como he dicho arriba, puede ser muy benéfico para ayudar a otra gente a aumentar su conciencia para la necesitad de tomar una mano activa en la conservación del reino animal que existe sobre nuestro planeta hoy.  También, si hemos sido enterados de la práctica arriba mencionada, quizá nos hemos dado cuenta del valor que tiene apreciar la fauna a través del proceso de cuatro etapas llamado el amor bondad, compasión, gozo apreciativo, y ecuanimidad.  Además, que hayamos logrado comprender que cuando uno llega a involucrarse en una base interna, tanto como externa con nuestros amigos animales, realmente empezamos a experimentar que tan importante son estas criaturas para el equilibrio de la naturaleza, incluyendo a toda la humanidad.  En conclusión, tratando esta manera de pensar y procesar, no solo se podría cambiar nuestra vida, sino también las vidas de tantos seres que están extremadamente vulnerables a la dirección actual del mundo en SÍ.

Tuesday, December 6, 2011

La Meditación Sin Creencias

      Estoy convencido por experiencia que la mayoría de la gente que conozco quiere que su vida sea mejor, especialmente más feliz y más tranquila, y que muchos de ellos buscan las maneras para hacerlo, usualmente a través de formas que son mas externas que internas.  Mucha gente evita o huye de casi cualquier método interno debido a que ellos tienen el temor de que ello implique aceptar alguna creencia.  Frecuentemente, ellos ven a las personas quien, de hecho, parece  tener real experiencia en estos objetivos que satisfacen la vida, sin embargo, todavía vacilan porque sospechan de algún truco o creencia que los atrape.
      Después de todo, la mayoría de nosotros los que hemos alcanzado la edad adulta hemos abierto la puerta para encontrar las personas prometiendo la felicidad y paz si solo aceptáramos las creencias de su religión particular.  Aún los parientes, amigos, y conocidos con buenas intenciones nos invitan a experimentar sus prácticas espirituales.  Pero si estamos satisfechos con nuestra tradición religiosa o solamente no queremos tratar otra, hacemos lo mejor para decirles a ellos “no” cortésmente y entonces cambiar el tema o cerrar la conversación para que salgan de nuestra casa.  Durante todo este tiempo, sin embargo, todavía nos gustaría encontrar algo sencillo, una práctica o técnica o proceso que no requiere que aceptemos cualquier creencia pero que nos brinde la oportunidad de encontrar nuestra propia forma de obtener  más felicidad y tranquilidad.  Yo fui una de las personas con la suerte de encontrar tal práctica en la meditación, hace años mientras estudiaba por una licenciatura en la Universidad de Nebraska en Omaha.  
      Yo participaba en una clase de psicología enseñada por el Dr. Gordon Becker, un psicólogo clínico, y uno de los objetivos fue para escribir un ensayo sobre un tema que había sido presentado a nuestro grupo por uno de los conferencistas que había visitado en nuestra clase.  Justo antes de ese tiempo, uno de los profesores en nuestra universidad, el Dr. David Shultze, había dado un discurso acerca de la meditación, por lo que me interesé, y dio una invitación a los estudiantes en nuestra clase a visitar a su grupo ubicado en la ciudad  universitaria.  También había indicado que la meditación no involucraba aceptar otras creencias; más bien, que solo se trataba de experimentar las técnicas para averiguar si uno experimentaba cualquier resultado benéfico.  Tampoco las técnicas de la meditación silenciosa eran consideradas como una religión.  Desde que yo fui una de esas personas que quería que su vida fuera más feliz y tranquila, además de tener material sobre para poder escribir un ensayo, entonces decidí aceptar la invitación de David.  Durante la semana siguiente, participé con su grupo y me beneficié de la meditación silenciosa de 45 minutos, aprendí cómo practicar, y averigüé que no había ninguna creencia que yo tuviera que aceptar.  Consecuentemente, escribí el ensayo y continuaba asistiendo a su grupo porque me había sentido con algo de paz y tranquilidad que quería en mi vida.
      Desde esa noche de otoño, en 1975, he estado practicando la meditación sin tener que aceptar cualquier creencia y mi vida ha llegado a ser progresivamente más feliz y tranquila.  ¿He tenido ausencias en la práctica a lo largo de este camino?  Ciertamente, y me han ayudado a experimentar la pérdida de la felicidad y la paz que necesito para retornar a mi práctica y asistir a los retiros de meditación, incluyendo un retiro solo de 30 días, estudiar, y leer para mejorar mi habilidad para continuar abriéndome a las perspicacias que vienen en mi dirección.  He practicado y participado con varios grupos de meditación.  Ninguno de ellos ha hecho algo más que intentar ayudarme en mi propio entrenamiento, reforzando el hecho que nada es para ser creído, a menos que lo experimente como verdad para uno mismo.
      Como un resultado de mi familiaridad y experiencia empírica con la meditación durante estos años, algunas cosas han llegado a ser muy claras para mí.  Por ejemplo, he aprendido que uno puede continuar practicando la religión propia, mientras sigue con la disciplina de la meditación; de hecho, tiene la posibilidad de mejorar la experiencia espiritual en su fe, si es protestante, católica, judío, o budista.  La habilidad de uno para enfocarse, por ejemplo, mientras ora o canta puede ser perfeccionada.  Además, su compasión para tomar una acción para reducir el sufrimiento de otros puede ser aumentada.  Uno de los mejores modelos actuales para trabajar compasivamente día tras día fue la Madre Teresa. Cuando le preguntaron cómo oraba, respondió diciendo, “Solo escucho.”  Cuando el reportero oyó esta respuesta, le preguntó que quería decir, y ella dijo  que si él no “sabia”, entonces no había ninguna manera de explicarlo por no entendería.  Sin embargo, alguien que practica la meditación de la atención plena sabe que su método de orar está relacionado con la técnica de enfocarse sobre el silencio.
       Otra revelación que ha llegado a mí a través de la experiencia meditativa es el respeto por la vida, específicamente no lastimar a otros seres vivientes.  He aprendido que tal realización no es una idea pero un “saber” que uno siente internamente, a través de todo su corazón.  Mientras crecía en una granja, fui acostumbrado a matar a animales como los pollos, conejos, ardillas, cerdos, borregos, y novillos para la comida y después hice una carrera con la fuerza aérea de los estados unidos, yo no estaba preparado para la realización que yo iba a experimentar en un retiro de meditación en Texas en 1992.
      Un día al salir para caminar después de la comida, descubrí que estaba pisando sobre, automáticamente y sin pensar, un ejército de hormigas que cruzaba la senda en la que caminaba.  Fue tal sorpresa de encontrarme haciendo eso, porque nunca me había importado la vida de los insectos antes de esa ocasión.  Además, si hubiera pisado sobre ellas o no, realmente no me habría importado de ninguna manera, pero en ese momento vi que me importaba y profundamente!  Desde ese entonces, he encontrado realmente difícil ver a cualquier ser viviente siendo matado por otros, y he sentido el arrepentimiento profundo por la matanza que cometí con los animales en el pasado.
      Además, otras cosas han ocurrido en mi experiencia a través de los años para promover mejor felicidad y tranquilidad como un resultado de practicar la meditación sin creencias.  Mientras solía llegar a estar muy enojado acerca de las cosas que han salido mal en mi vida personal y profesional, esta emoción rara vez me abruma ahora.  Segundo, para mí, es mucho más fácil soltarme de las inconsistencias que pasan con los estudiantes de inglés.  ¡Qué alivio!  Ahora lo encuentro más gratificante para tomar más tiempo para considerar lo que me gustaría hacer antes de tomar una acción.  Cuarto, estoy dispuesto a no enfrentar a otra persona, y cuando es necesario, me encuentro haciéndolo con mucho más tacto, pues ya me he puesto en sus zapatos.  Por último, y lo más importante, ahora soy mucho más constante en las relaciones personales, cosa  que no había sido el caso antes de mi práctica.
      En conclusión, lo que realmente ha hecho una diferencia en mi vida, como mencioné arriba, ha sido la práctica de la concentración, atención plena, y amor bondad en las sesiones de meditación.  Además, los he integrado dentro de mis asuntos diarios y no solo las he dejado sobre el cojín como probablemente pensarían las personas, que no meditan.  También uno de los aspectos de la meditación que amo tanto es que esta práctica es como una exploración de paisajes internos—porque uno nunca sabe que va a descubrir en el próximo momento.  El  aprender y emplear las técnicas de meditación no indica aceptar ciegamente las creencias de cualquier tradición; más bien, es usar lo que “se sabe”  como resultado de la práctica para funcionar más felizmente y tranquilamente en su vida cotidiana.  Es una demostración del sentido común.  Uno no tiene que ser budista para mejorar su vida a través del uso de la meditación; pues quizá, los budistas prefieran no hacer eso!