Mientras
observamos las campañas actuales para la presidencia de Estados Unidos, estoy
seguro que muchos de nosotros estamos pensando en dónde ha ido la compasión con
el movimiento continuo de los conservadores a la ultra derecha. Si la compasión verdaderamente nos permite
atestiguar el sufrimiento de nosotros y otros, ¿entonces a dónde se ha
ido? Según Sharon Salzberg, la autora
del libro “Loving Kindness” (Amor Bondad), la manera para desarrollar la
compasión es aprender a vivir en simpatía por todos los seres vivientes, sin
excepción. Además, para hacer eso, como
dice ella tan correctamente, tenemos que ser capaces de abrirnos y de
reconocer, y aceptar que el dolor y la tristeza existen; y luego establecer una
relación apropiada con ellos. Entonces, ¿qué detiene a tantos americanos y sus
líderes, especialmente en el lado conservador de la entidad política de hacer
eso?
Tal vez, la respuesta esté en lo que
Sharon dice después, “La compasión quiere decir tomar el tiempo para mirar las
condiciones de cualquier situación.
Debemos tener la abertura y el espacio para ver ambas condiciones y el
contenido.” Aunque mucha gente
imploraría la ignorancia de saber cómo hacer esto, mirando adentro de nosotros
mismos, experimentamos los miedos que nos previenen de ver el dolor y la
tristeza directamente. Además de eso,
quizá el temor de saber que una vez que veamos estas cosas no podremos evitar tomar
la acción apropiada que también está ahí.
¿Por qué no observar algunos de los niños con los dientes ennegrecidos
debido a la carencia de acceso a la educación y el cuidado dental
apropiado? ¿Y otros quienes han muerto
de cáncer, como mi sobrino, ya que no podían pagar para obtener los análisis
para que los doctores pudieran hacer una diagnosis adecuada hasta que la gente
encargada de indemnización obrera había dado su aprobación finalmente? Estos ejemplos representan solo la punta de
la montaña de hielo flotante!
¿Por qué no abrirnos a ellos? Podríamos ir y pasar unos pocos minutos con
la gente quien está sufriendo este dolor con su tristeza acompañante, y
podríamos también abrir el internet para ver sus fotos y videos. (Aunque, ¿no hay nada de verlo en persona,
verdad?) Después de experimentar la
realidad enfrentando a nuestros paisanos, deberíamos haber desarrollado algunos
sentimientos de simpatía y compasión (el deseo de quitar el sufrimiento del
otro) para ellos. Eso es precisamente la
hora para ponernos quietos y enfocados por más o menos cinco minutos, traer a
ellos y a su sufrimiento adentro nuestros pensamientos, atender a eso con una
sola intención fija, y afirmarles a ellos una y otra vez, “Qué puedan ser
libres de su dolor y tristeza. Qué
puedan encontrar la paz.” Estas
aspiraciones también se les conocen como la oración de amor bondad, una que es específicamente
diseñada para nutrir la compasión. Y con
el uso de tal práctica, comenzamos a ver sus recompensas.
Al decir estas palabras y contemplando lo
que observamos mientras pasamos por este proceso repetidamente, nuestra mente
de corazón emprende a abrir como simpatizamos y enfatizamos a través de ver las
condiciones y el contenido de agonía.
Tal vez, aun empecemos a atestiguar y experimentar nuestro propio miedo
de sufrir, aprendiendo que nosotros, también, no estamos separados pero están
en la unidad con la miseria de otros.
(Es posible que veamos la verdad en lo que los físicos declaran: “Nada
está separada.”) Solo por estar en el
aquí y el ahora en el tiempo vertical, prestando atención sin oscilar al dolor
que sentimos, podemos encontrarnos a nosotros mismos aprendiendo a soltarlo y
dejarlo salir. Cuando terminamos cada
sesión de amor bondad diseñado por la compasión, es posible que evolucionemos a
tomar acción con toda nuestra habilidad.
Aun algo tan sencillo como estar presente con otro, quien está
experimentando mucho dolor, es suficiente.
Esa persona, de hecho, sentirá nuestra compasión.
Al preguntarnos a nosotros mismos lo que
detiene a los americanos y a sus líderes
de reconocer el dolor y la tristeza que verdaderamente existe en nuestras sociedades,
pronto averiguamos por nosotros mismos teniendo una sesión solida de
“interbeing”, la comunicación hábil entre nuestros seres interiores y
exteriores. Al hacer esto, tendríamos
que estar insensibles como una piedra, es decir no ser abiertos por la experiencia de enfrente y dentro de
nosotros. A través del proceso, lo cual
puede llegar a ser una práctica diaria, probablemente aprenderemos más de lo que
sabíamos que existía tal como concierne a la miseria, y vemos que nosotros
también, nos podemos beneficiar por la acción compasiva dentro de nosotros
mismos y con otros. En conclusión, ¿por
qué deberíamos nosotros o la gente en el lado derecho político de la sociedad
americana esperar?
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