Saturday, October 20, 2012

MURIENDO EN PAZ


Mientras estamos inundados con las películas, los programas de noticias y dramas en la televisión, y los juegos de video que nos enseñan la muerte, todavía preferimos mantener los pensamientos de nuestro propio proceso de morir a una distancia.  Algunos de nosotros decimos, “Por favor, no permites que la muerte nos duela” o “No quiero saber acerca de mi muerte cuando pase.”  También, a muchos de nosotros particularmente no nos gusta estar a la cabecera de un moribundo quien es parte de nuestra familia o círculo de amigos cercanos.  Probablemente, eso es porque es espantoso o nos recuerda de cómo podría ser nuestra propia muerte, es posible que pueda ocasionar que nos sintamos desesperados, desventurados, y indefensos—no en paz en absoluto.  Sin embargo, si tomáramos más tiempo para considerar el morir, podría ser que nos acercáramos a la muerte con una mentalidad diferente, aun pensando que estamos más preparados para experimentarla por nosotros mismos cuando nos toca.

En general, la muerte en nuestra cultura occidental solía ser tratada más diferente que ahora.  Al principio del siglo veinte, la mayoría de la gente murió antes de tener 50 años de edad causada por cosas que no sabíamos cómo tratar.  Como mi hermana mayor me decía, “Ellos solo se enfermaron y murieron.”  Pero murieron en sus propias casas, con los cuidados familiares y seres queridos con ellos.  (Por ejemplo, cómo mi Tátara Abuela Cousins murió en su casa en 1902.)  También, después de sus muertes fueron bañadas, vigiladas, y enterradas con la ayuda de la familia, los amigos, y la comunidad.  Ahora, la gente vive mucho más tiempo debido a los medicamentos y la tecnología.  Pueden ser conectados a un ventilador en un estado vegetativo o no vegetativo por años.  Segundo, comiendo sanamente y tomando las pastillas y las inyecciones para la diabetes nos permite vivir hasta los 80s o aun más.  Otros siguen viviendo con varios tratamientos pero a veces con el dolor inmenso de lo cual dirían “Bienvenida” a la muerte como una solución.

Sin embargo, tales acercamientos radicales y diferentes en la medicina moderna han conducido a las ideas distintas acerca de lo que hacen una buena muerte en paz.  Por ejemplo, hay la noción en el Occidente, llamada el materialismo científico, lo cual cree es bueno morir mientras estás inconsciente.  Es la idea que cuando la pérdida de la vida es el fondo lineal de la existencia material, ¿por qué no se suaviza el golpe?  Si mueres en tu sueño, la gente frecuentemente dice, “Gracias a Dios, ¡qué bendición!” o  “Pues, por lo menos ella nunca sabía que le golpeó.”  Al contrario, cuando la influencia Judea-Cristiana dominó la cultura occidental, no siendo consciente de la muerte que viene fue considerada un desastre.  Al tener el tiempo para prepararse apropiadamente fue creído adecuado para asegurar un resultado benéfico.  En mi propia familia, mi querido Tio Ernie murió casi instantáneamente enfrente del mostrador de admisión del hospital municipal, mientras su primera esposa había muerto en su sueño junto a él y fue descubierta completamente fría y muerta la próxima mañana.  ¿Fueron las maneras en que murieron ellos una bendición o no?  No hay una manera para saber; por ejemplo, el esposo de mi sobrina murió recientemente, escogiendo hacerlo con la aprobación de su familia, a causa de la neumonía que había resultado como una complicación de otra enfermedad fatal.  En este caso, la muerte de Dar pareció ser una bendición porque estaba preparado.

Cuando examinamos el acercamiento oriental de morir, también vemos una tradición donde preparándose apropiadamente para la muerte es creído propicio asegurar un resultado benéfico, pero diferente en varios aspectos.  Philip Kapleau Roshi, un maestro Americano notado de Zen, dijo, “Tu mente al tiempo que tomas tu última respiración es crucial, porque sobre esto depende de la dirección y personificación de la fuerza de vida subsiguiente.”  Por supuesto, esto es basado en la idea que la vida continua después de la muerte—algo también creído en el Cristianismo—por tanto, conviene a uno estar en el mejor estado mental posible a la hora de la muerte.  Jeffrey Hopkins, un autor bien conocido en el mundo y un escolar del Budismo Tibetano, dice, “de la perspectiva tántrica, el punto de la muerte real es amarrado no a la inhalación y la exhalación pero a la apariencia de la mente de la luz clara.”  Este concepto es diferente de la noción occidental en la cual la vida termina con la última exhalación y latido del corazón, pero no completamente distinto de la indicación dada a los moribundos cuidados por los voluntarios  del hospicio; es decir, ir a la luz.  Dzogchen Ponlop, otro maestro Tibetano y el autor del libro estimado “Mind Beyond Death” (La Mente Más Allá De La Muerte), también relata que preparando la mente es muy esencial para una buena jornada a través de y más allá de la muerte.

Todavía, si examinamos las muertes de la mayoría de las personas occidentales, averiguaremos una ausencia notable de cualquier tipo de preparación de la mente para el asunto de morir, pero por lo menos algunas “han puesto sus asuntos externos en orden.”  Según un autor y maestro Tibetano del Budismo, mundialmente conocido, Chogyam Trungpa Rimpoche, dice, “Es un rechazo terrible, un rechazo fundamental de amor, que nadie tiene la voluntad de ayudar al estado mental de un moribundo.”  Quizás, esto no sea la verdad en el sentido relativo en algunos casos; por ejemplo, los reverendos y sacerdotes en el cristianismo podrían haber pasado horas en el consejo y la oración con los moribundos.  Sin embargo, sus situaciones varían de acuerdo a la  a la fe y la creencia en un poder más alto; es decir, la concentración, la atención plena, el amor bondad, la compasión—los medios que ayudarían al moribundo para entrar y fluir a través del proceso de morir en paz.

Al desarrollar tal práctica para nuestra última etapa de vivir en esta existencia debería ser el acto más importante que logremos, no solo para nosotros mismos pero para la gente que atestiguará nuestra muerte.  Yo, por lo menos, quiero estar listo.  Quiero tener la habilidad que necesito para salir de mi cuerpo en un estado de compasión y amor incondicional; no para quedarme apegado a las personas, cosas, o metas dejadas no logradas o perdido en los miedos, pensamientos, y visiones, pero para abrirme deliberadamente a la luz clara mientras estoy concentrado, atento, y sonriendo con una mente de amor bondad para mí mismo y otros, y con la fe completa en la presencia divina del absoluto.

Verdaderamente, si tomas el tiempo para investigar la muerte, especialmente cómo podemos acercarnos al morir con más de una mentalidad convencional, encontraremos y desarrollaremos las técnicas que nos preparan para nuestro momento final en este planeta.  No queremos dormir o ser inconscientes durante el proceso de morir, pero tomar control de él, con una mente positiva, verlo claramente como el acto penúltimo de amor bondad para nosotros mismos y otros.  Cualquier sufrimiento mental que sube del miedo de morir estará completamente o en gran parte ausente, y en su lugar estará un nivel de confianza y paz mental.  Mientras más practiquemos preparándonos para la muerte será como un asunto diario, y más confiados llegaremos a ser, acompañados por la realización de una fe más fuerte en un poder más alto, usando la sabiduría que tantos han seguido.

No comments:

Post a Comment